Cómo sanar después de un intento de suicidio
Aprender a sanar y seguir adelante con su vida
Si estás considerando el suicidio, tu dolor puede sentirse abrumador y permanente. Pero existen formas de afrontar los pensamientos y sentimientos suicidas y superar el dolor.
No importa cuánto dolor estés experimentando en este momento, no estás solo. Muchos de nosotros hemos tenido pensamientos suicidas en algún momento de nuestras vidas. Tener pensamientos suicidas no es un defecto del carácter y no significa que estés loco, ni que seas débil, ni que algo esté mal contigo. Solo significa que tienes más dolor del que puedes soportar en este momento. Pero con tiempo y apoyo, puedes superar tus problemas y el dolor, y los sentimientos suicidas pasarán.
Algunas de las mejores, más admiradas, necesarias y talentosas personas han estado en la misma situación en la que tú te encuentras ahora. Muchos de nosotros hemos pensado en quitarnos la vida cuando nos hemos sentido abrumados por la depresión y sin esperanza alguna. Pero el dolor de la depresión se puede tratar y la esperanza se puede renovar.
Sin importar cuál sea tu situación, hay personas que te necesitan, lugares en los que puedes marcar la diferencia y experiencias que pueden recordarte que vale la pena vivir la vida. Hace falta mucho valor para enfrentarse a la muerte y alejarse del abismo. Puedes utilizar ese valor para enfrentarte a la vida, para aprender habilidades de afrontamiento para superar la depresión y para encontrar la fuerza para salir adelante. Recuerda:
Muchos tipos de dolor emocional pueden ocasionar pensamientos suicidas. Las razones de este dolor son exclusivas de cada uno de nosotros y la capacidad para afrontarlo varía de persona a persona. Todos somos diferentes. Sin embargo, existen algunas razones en común que pueden hacernos experimentar pensamientos y sentimientos suicidas.
Si no puedes pensar en otras soluciones aparte del suicidio, no es porque no existan, sino que, actualmente, eres incapaz de verlas. El intenso dolor emocional que estás viviendo en este momento puede distorsionar tu forma de pensar, por lo que se vuelve más difícil ver posibles soluciones a los problemas o conectar con quienes pueden ofrecerte apoyo.
Los terapeutas, consejeros, amigos o seres queridos pueden ayudarte a ver soluciones que, de otro modo, no te resultarían evidentes. Dales la oportunidad de ayudar.
Aunque pueda parecer que tu dolor y tristeza no van a terminar nunca, es importante que te des cuenta de que las crisis suelen ser temporales. Muchas veces se encuentran soluciones, los sentimientos se modifican y ocurren acontecimientos positivos inesperados. Recuerda, el suicidio es una solución permanente a un problema temporal. Date el tiempo necesario para que las cosas cambien y el dolor disminuya.
Las enfermedades mentales como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar se pueden tratar con cambios en el estilo de vida, terapia y medicamentos. La mayoría de las personas que buscan ayuda pueden mejorar su situación y recuperarse.
Aunque hayas recibido tratamiento para un trastorno anteriormente o, aunque ya hayas hecho intentos de resolver tus problemas, debes saber que muchas veces es necesario probar distintos métodos antes de encontrar la solución o combinación de soluciones adecuadas. Por ejemplo, cuando se recetan medicamentos, encontrar la dosis adecuada suele requerir un proceso continuo de ajuste. No te rindas antes de haber encontrado la solución que funcione para ti. Prácticamente todos los problemas pueden tratarse o resolverse.
Si tienes pensamientos suicidas en este momento, sigue estos cinco pasos:
Aunque sientas mucho dolor en este momento, permite que haya cierta distancia entre los pensamientos y las acciones para llevarlos a cabo. Hazte una promesa: “Esperaré 24 horas y no haré nada drástico durante ese tiempo”. O espera una semana.
Los pensamientos y las acciones son dos cosas distintas: tus pensamientos suicidas no tienen por qué volverse realidad. No hay una fecha límite, nadie te está presionando para que lleves a cabo estos pensamientos de inmediato. Espera. Espera y pon una distancia entre tener pensamientos suicidas y llevarlos a cabo.
Los pensamientos suicidas pueden ser aun más fuertes cuando consumes drogas o alcohol. Es importante que no consumas medicamentos de venta libre ni alcohol cuando te sientas sin esperanza o estés considerando el suicidio.
Retira los objetos que puedas utilizar para lastimarte, como pastillas, cuchillos, navajas o armas de fuego. Si no puedes hacerlo, ve a un lugar donde te sientas seguro. Si estás considerando tomar una sobredosis, dale tus medicamentos a alguien que pueda regresártelos un día a la vez, a medida que los necesites.
Muchos de nosotros nos hemos dado cuenta de que el primer paso para afrontar los pensamientos y sentimientos suicidas es compartirlos con alguien en quien confiemos. Puede ser un familiar, un amigo, un terapeuta, un miembro del clero, un profesor, un médico de cabecera, un entrenador o un consejero experimentado al otro lado de una línea de ayuda.
Acude a alguien de confianza y cuéntale lo mal que están las cosas. No dejes que el miedo, la vergüenza o el pudor te impidan buscar ayuda. Y si la primera persona a la que acudes no te entiende, prueba con otra. El solo hecho de hablar de cómo has llegado a este punto de tu vida puede liberar mucha de la presión que se está acumulando y ayudarte a encontrar una forma de afrontar la situación.
Incluso las personas que se sienten tan mal como tú te sientes ahora logran sobrevivir a estos sentimientos. Encuentra esperanza en lo siguiente: hay una gran probabilidad de que superes esos sentimientos, por mucho odio hacia ti mismo, desesperanza o aislamiento que estés experimentando en ese momento. Date el tiempo que necesites y no intentes hacer esto solo.
Aunque ahora no lo parezca, hay muchas personas que quieren apoyarte en estos momentos difíciles. Pide ayuda. Hazlo ahora. Si te prometiste 24 horas o una semana en el paso 1, utiliza ese tiempo para contarle a alguien lo que te pasa. Habla con alguien que no intente discutir sobre cómo te sientes, ni te juzgue, ni te diga que «reacciones». Encuentra a alguien que simplemente te escuche y te acompañe.
No importa quién sea, siempre y cuando sea alguien en quien confíes y que sea probable que te escuche con compasión y aceptación.
Incluso después de haber decidido en quién confiarás para hablar, confesar tus pensamientos suicidas a otra persona puede ser difícil.
Si la primera persona a la que acudiste no parece entenderte, cuéntaselo a otra o llama a una línea de ayuda para crisis por suicidio. No dejes que una mala experiencia te impida encontrar a alguien que pueda ayudarte.
En EE. UU.: llama a 988 Suicide & Crisis Lifeline al 988 o a IMAlive al 1-800-784-2433
En el Reino Unido e Irlanda: llama a Samaritans UK al 116 123
En Australia: llama a Lifeline Australia al 13 11 14
En otros países: visita IASP o Suicide.org para encontrar una línea de ayuda en tu país.
Recuerda que, aunque pueda parecer que estos pensamientos y sentimientos suicidas jamás se van a ir, nunca son permanentes. SÍ volverás a sentirte mejor. Mientras tanto, hay algunas formas de ayudarte a afrontar tus pensamientos y sentimientos suicidas.
Si tienes pensamientos y sentimientos suicidas:
Habla con alguien todos los días, de preferencia en persona. Aunque tengas ganas de aislarte, pide a amigos y conocidos de confianza que pasen tiempo contigo. O sigue llamando a una línea de ayuda para crisis y habla de tus sentimientos.
Elabora un plan de seguridad. Desarrolla una serie de medidas que puedas tomar durante una crisis suicida. Debe incluir los números de contacto de tu médico o terapeuta, así como de amigos y familiares que puedan ayudarte en una emergencia.
Haz un horario por escrito cada día y cúmplelo, pase lo que pase. Mantén una rutina regular en la medida de lo posible, incluso cuando tus sentimientos parezcan estar fuera de control.
Sal a tomar el sol o a la naturaleza al menos 30 minutos al día.
Ejercítate tan enérgicamente como sea seguro para ti. Para obtener el mayor beneficio, procura hacer al menos 30 minutos de ejercicio al día. Sin embargo, puedes empezar poco a poco. Tres intervalos de diez minutos de actividad intensa pueden tener un efecto positivo en el estado de ánimo.
Date tiempo para hacer las cosas que te dan alegría. Aunque muy pocas cosas te produzcan placer en este momento, oblígate a hacer las cosas que solías disfrutar.
Estar solo. La soledad puede empeorar aún más los pensamientos suicidas. Visita a un amigo o a un familiar, o agarra el teléfono y llama a una línea de ayuda para crisis.
El alcohol y las drogas. Las drogas y el alcohol pueden aumentar la depresión, dificultar tu capacidad para resolver problemas y hacer que actúes impulsivamente.
Hacer cosas que te hagan sentir peor. Escuchar música triste, mirar ciertas fotografías, leer viejas cartas o visitar la tumba de un ser querido pueden acrecentar los sentimientos negativos.
Pensar en el suicidio y otros pensamientos negativos. Intenta no preocuparte por los pensamientos suicidas, ya que esto puede volverlos aún más fuertes. No pienses una y otra vez los pensamientos negativos. Busca una distracción. Darte un descanso de los pensamientos suicidas puede ayudarte, aunque sea por poco tiempo.
Aunque tus pensamientos y sentimientos suicidas hayan disminuido, busca ayuda. Experimentar ese tipo de dolor emocional es en sí mismo una experiencia traumatizante. Encontrar un grupo de apoyo o un terapeuta puede ser muy útil para disminuir las probabilidades de que vuelvas a tener pensamientos suicidas en el futuro.
Puedes recibir ayuda y referencias de tu médico o de las líneas de crisis que aparecen al final.
988 Suicide & Crisis Lifeline al 988 o a IMAlive, 1-800-784-2433.
The Trevor Project ofrece servicios de prevención del suicidio para jóvenes LGBTQ, 1-866-488-7386.
La Línea de Ayuda Nacional de SAMHSA ofrece referencias para el tratamiento del abuso de sustancias y la salud mental, 1-800-662-4357.
En el Reino Unido e Irlanda: llama a Samaritans UK al 116 123. En Australia: llama a Lifeline Australia al 13 11 14. En Canadá: llama a Crisis Services Canada al 1-833-456-4566. Para otros países: encuentra una línea de ayuda cerca de ti en Befrienders Worldwide, IASP o busca líneas de ayuda internacionales.
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