Ansiedad en niños y adolescentes
Una guía para padres sobre cómo controlar los síntomas
El trastorno de acumulación compulsiva va más allá de “atesorar cosas” o tener demasiado desorden. Pero hay formas de cambiar sus hábitos y recuperar el control sobre sus posesiones, su casa y su vida.
El trastorno de acumulación compulsiva es una dificultad crónica para deshacerse de posesiones, incluso de las que carecen de valor monetario, acompañada de un apego disfuncional a objetos usualmente sin valor o inservibles. Da lugar a una acumulación excesiva de pertenencias, que frecuentemente resulta en un espacio donde vivir apretado, inmanejable o poco saludable.
Muchos de nosotros somos propensos al desorden o nos cuesta desprendernos de viejas posesiones, especialmente de recuerdos nostálgicos, chucherías o cosas que estamos convencidos de que algún día serán útiles. Pero si padece un trastorno de acumulación compulsiva, su casa puede estar tan llena de objetos que algunos espacios ya no se pueden utilizar. En casos extremos, los objetos se apilan del suelo al techo y cubren prácticamente todas las superficies, lo que dificulta moverse por las habitaciones, preparar la comida, acostarse o ir al baño.
Además de crear unas condiciones de vida peligrosas, esta necesidad excesiva de acumular posesiones puede tener un impacto perjudicial en su salud, sus relaciones y su capacidad para desenvolverse en la vida diaria. Es posible que se sienta avergonzado o frustrado por su continua necesidad de adquirir objetos, avergonzado por cómo vive o aislado de la familia y los amigos a los que ya no se siente capaz de invitar a su casa.
No importa si su trastorno de acumulación es leve o grave, solo pensar en deshacerse de sus posesiones puede ser emocionalmente angustiante. Las creencias que ha asociado a objetos aparentemente sin valor pueden hacer que intentar deshacerse de ellos lo abrume con sentimientos de ansiedad, culpa o tristeza. Sin embargo, sin importar cuáles sean sus dificultades, hay medidas que puede tomar para superar los síntomas del trastorno de acumulación compulsiva, librar su vida del desorden y desarrollar actitudes nuevas y más sanas para apoyar su recuperación. El primer paso es comprender lo mejor que pueda el trastorno de acumulación compulsiva y el control que tiene sobre su vida.
El trastorno de acumulación de animales es la acumulación continua de mascotas a pesar de no poder proporcionar el espacio, la nutrición, la higiene o los cuidados veterinarios necesarios para mantener a los animales, o a usted mismo, sanos y seguros.
A medida que aumenta el número de objetos que llenan su hogar, también lo hacen los peligros para su salud. A pesar del desorden y la desorganización, algunas personas con trastorno de acumulación compulsiva no siempre reconocen su comportamiento problemático. Antes bien, es posible que recaiga en los amigos o familiares señalar los peligros y presionar para que se haga un cambio.
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Realice la evaluación HelpGuide es un apoyo para el usuario. Ganamos una comisión si se registra en los servicios de BetterHelp después de hacer clic en este sitio. Obtenga más informaciónAunque es mucho más común de lo que puede haber imaginado, no todos los comportamientos de acumulación reciben un diagnóstico de trastorno de acumulación compulsiva. De hecho, hasta el 25 por ciento de nosotros mostramos algunos síntomas de acumulación; no obstante, solo alrededor del dos por ciento de los adultos cumplen realmente los requisitos diagnósticos del trastorno de acumulación compulsiva.
El trastorno de acumulación compulsiva suele ser hereditario y, aunque se da con mayor frecuencia en personas mayores de 55 años, los síntomas pueden aflorar en los primeros años de la adolescencia. Es posible que haya experimentado una gran angustia de niño cuando sus padres le quitaban objetos o limitaban su impulso de coleccionar. En otros casos, el trastorno de acumulación compulsiva se desarrolla tras un acontecimiento de vida estresante, como un divorcio, la muerte de un ser querido o el desempleo.
Muchas personas con trastorno de acumulación compulsiva valoran sus posesiones como parte de sí mismas o de sus relaciones con sus seres queridos. Deshacerse de ellas es emocionalmente doloroso, como poner fin a una relación o desechar una parte de su propia identidad.
Muchas personas con trastorno de acumulación compulsiva también padecen otros problemas de salud mental concurrentes, como depresión, trastorno de ansiedad, TEPT, TDAH o, más comúnmente, un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC u OCD, por sus siglas en inglés). En algunos casos, tratar la condición subyacente puede ayudar a mejorar los síntomas del trastorno de acumulación compulsiva.
[Lea: Trastornos y ataques de ansiedad]
Las estadísticas sugieren que hasta un 20% de las personas con trastorno de acumulación compulsiva también padecen TOC. Sin embargo, las personas con TOC no suelen acumular tantas posesiones como para que sus hogares se vuelvan inmanejables. Adquirir objetos para ellos implica principalmente emociones negativas, lo hacen para satisfacer los pensamientos indeseados e intrusivos que desencadenan la ansiedad.
En cambio, una persona con trastorno de acumulación experimenta emociones positivas y negativas. Sienten placer al adquirir una nueva posesión, pero angustia cuando piensan en deshacerse del objeto.
Lo más difícil para una persona con trastorno de acumulación compulsiva suele ser decidir abordar el problema. Es posible que no vea su comportamiento como un problema y por eso le cueste encontrar la motivación para cambiar. O es posible que vea el cambio como una propuesta demasiado abrumadora o aterradora. Puede que piense que hay tanto desorden que limpiar que nunca conseguirá terminarlo todo, así que ¿cuál es el punto de intentarlo?
Ya sea que tenga dificultades para motivarse o mantenerse motivado, puede resultarle útil empezar por hacer una lista de pros y contras para cambiar la forma en que adquiere y conserva sus posesiones.
También puede asomarse al futuro y hacer una lista de cómo será su vida si continúa con su comportamiento de acumulación compulsiva y cómo será si hace un cambio. Guarde sus listas en el teléfono para poder recordarse constantemente el objetivo en el que está trabajando.
Cuando se padece el trastorno de acumulación compulsiva, es fácil sentirse abrumado ante la perspectiva de limpiar la casa y organizarse. Sin embargo, existen formas simples de dividir las tareas en pasos más pequeños y manejables.
Todos tenemos algunos objetos que nos cuesta mucho más desechar que otros. Los recibos viejos o las bolsas de plástico, por ejemplo, son probablemente más fáciles de desechar que las fotografías, las tarjetas de felicitación o los regalos que despiertan muchos recuerdos o emociones.
Para que le resulte más fácil, elabore una lista de los distintos objetos que ha estado acumulando y clasifíquelos del 1 (más fácil de desechar) al 10 (más difícil de desechar). Conocida como la “escalera del miedo”, su lista puede parecerse a la siguiente:
En lugar de tratar de empezar con los artículos de mayor rango, aquellos que más teme tirar, empiece por los más fáciles. Ordenar la primera categoría debería hacerle sentir ligeramente ansioso, pero no con tanto miedo como para no poder intentarlo.
A medida que se ocupe de sus posesiones y aumente su tolerancia a desechar objetos, podrá ascender gradualmente en la escala del miedo.
Desde el primer escalón de su escalera del miedo:
Establezca objetivos pequeños, pero específicos. En lugar de fijarse el objetivo de limpiar una habitación entera, intente ordenar solo una repisa, un cajón o una pila a la vez.
Establezca un tiempo fijo para trabajar en sus objetivos cada día, incluso si solo son lapsos de 10 o 15 minutos. Es más fácil mantenerse motivado cuando se dividen las tareas en partes viables y no se intenta hacer demasiado a la vez.
Apague el teléfono y evite otras distracciones. Es fácil perder la concentración si intenta realizar varias tareas a la vez, así que limítese a la tarea que está realizando durante el poco tiempo que le ha destinado.
Asigne cada artículo a una categoría específica. Puede decidir hacer una pila de “me lo quedo”, otra de “a la basura” y otra de “reciclar” o “donar”. Sin embargo, independientemente de cómo etiquete sus categorías, es importante decidir el destino de cada objeto, en lugar de asignar las cosas a cualquier tipo de categoría ambigua del tipo “decidir más tarde”.
Siga la regla “encárguese de ello una sola vez” (OHIO, por sus siglas en inglés). Encárguese de ello una sola vez significa que, cada vez que recoja un artículo, usted decidirá a qué categoría pertenece. Puede pensar que, si deja un objeto, más tarde se sentirá más capaz de decidir qué hacer con él, pero eso solo aumentará el caos. Entonces, siga la regla OHIO y elija una categoría.
Sea compasivo con usted mismo. Si limpiar una repisa o un cajón enteros le resulta demasiado abrumador, eso no significa que nunca vaya a progresar o que haya fracasado de alguna manera. En su lugar, establezca un objetivo más pequeño, la mitad de una repisa o una pila más pequeña, por ejemplo, y trabaje para conseguirlo.
Siéntase orgulloso de sus avances. Tomarse un momento para reconocer incluso los pequeños logros puede ayudarle a mantenerse motivado. Intente recompensarse con algo rico o un episodio de su programa de televisión favorito.
Tomar la decisión de desprenderse de un objeto rara vez es fácil, pero las personas con trastorno de acumulación compulsiva tienden a luchar con la indecisión más que la mayoría. Es posible que le resulte difícil resistirse a la tentación de asignar cosas a su pila de “guardar” por si alguna vez las llega a necesitar. Puede que le resulte difícil afrontar la incertidumbre, que siempre espere que ocurra lo peor o que sea propenso al perfeccionismo.
Aprender a desafiar los pensamientos ansiosos puede ayudarle a ver el mundo de una forma más equilibrada y realista, así como a hacer frente a la ansiedad que a menudo alimenta la indecisión.
También puede plantearse las siguientes preguntas mientras ordena sus posesiones:
Si decide conservar un artículo, la tecnología puede ofrecerle algunas soluciones alternativas:
Mientras ordena sus posesiones, es normal que se sienta ansioso, estresado o incómodo. Deshacerse de un objeto puede desencadenar recuerdos o emociones difíciles. La magnitud de la tarea que tiene por delante podría repentinamente parecerle abrumadora y hacer que le dieran ganas de renunciar. O el estrés puede hacer que quiera volver a sus antiguos patrones de comportamiento e ir de compras, por ejemplo.
Sea cual sea el malestar que experimente, en lugar de intentar ignorar una sensación o un impulso desagradables, quédese con ellos hasta que pasen. Conocido como surfear el impulso, esta técnica requiere que monte la “ola” de una emoción incómoda como un surfista. En lugar de luchar, juzgar o intentar ignorar su malestar, si se permite experimentarlo, verá lo rápido que incluso un sentimiento desagradable llega su punto más alto, se rompe y se desvanece.
Después de unos minutos de surfear el impulso, es probable que la incomodidad desaparezca. Si practica la técnica con regularidad, se familiarizará con las emociones negativas y le resultará más fácil sobrellevarlas hasta que desaparezcan de forma natural.
Muchas de las tendencias a acumular cosas derivan de preocupaciones del pasado, acumular objetos que le traen ciertos recuerdos, juzgar negativamente sus acciones pasadas, o de estresarse por el futuro, no dejar de pensar sobre “qué pasaría si…” y guardar cosas que quizá algún día vaya a utilizar. Por otro lado, la práctica de la conciencia plena, le anima a pasar tiempo en el momento presente.
[Escuche: Meditación de respiración consciente]
Al enfocar su atención en el momento presente y aceptarlo sin juzgarlo, es menos probable que se deje atrapar por las preocupaciones sobre el futuro o los remordimientos por el pasado. Practicar la conciencia plena con regularidad puede ayudarle a aliviar el estrés, a lidiar con los síntomas de la ansiedad y la depresión y a afrontar mejor los acontecimientos adversos.
El primer paso para cambiar su forma de adquirir cosas es identificar sus desencadenantes personales. ¿Qué situaciones, lugares o sentimientos le hacen desear adquirir objetos? Quizás compra ropa por Internet después de un día estresante en el trabajo, echa un vistazo a las ventas de garaje cuando está aburrido, compra libros y revistas cuando se siente solo o se consiente con una nueva figurita o adorno para celebrar una festividad.
Llevar un diario puede ayudarle a identificar los patrones que existen detrás de sus hábitos de compra. Siempre que adquiera más cosas, o sienta el impulso de hacerlo, tómese un momento para averiguar qué es lo que está desencadenando el impulso.
Una vez que identifique los desencadenantes y los patrones de su comportamiento, podrá encontrar formas más sanas de afrontar el impulso de adquirir más cosas.
Controle el estrés. El estrés es uno de los más grandes desencadenantes de la “terapia de compras”. Sin embargo, en lugar de abrir la cartera, intente hacer ejercicio o practicar una técnica de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga.
Distráigase. Cuando sienta el impulso de comprar, enfoque su atención en otra cosa, por ejemplo, dé un paseo, llame a un amigo, disfrute de un baño o vea una película. Una vez que su atención se ha enfocado en otra cosa, el impulso suele desaparecer.
Hable con alguien. Cuando note el impulso, recurra a un amigo o familiar de confianza, alguien que no lo juzgue. Compartir lo que le pasa es una forma muy buena de aliviar el estrés, mejorar cómo se siente y acabar con el impulso.
Acepte el impulso y navéguelo. Utilice la técnica surfear el impulso que se describió anteriormente. La emoción que desencadenó el impulso a menudo pasará rápidamente si se permite simplemente sentirla en lugar de actuar en consecuencia.
Retrase el impulso. Si no se siente capaz de luchar contra el impulso de adquirir algo, intente retrasarlo un poco. Aléjese e intente aguantar un minuto. Si lo consigue, intente aguantar cinco minutos. Si puede seguir retrasándolo de esta forma, a menudo descubrirá que el impulso pasa de forma natural.
Apéguese a su lista de las compras. Todos tenemos que comprar comida, artículos de aseo y otros artículos cotidianos. Sin embargo, una vez que llega a la tienda, es fácil caer en la tentación de comprar otros artículos que no necesita. Si hace las compras cada semana, haga un inventario de los artículos que ya tiene y prepare una lista de las cosas que, de forma realista, utilizará esa semana, y respete la lista. Si las compras en línea no son un factor desencadenante para usted, intente hacer sus pedidos en línea para que sea menos probable que haga compras impulsivas en la tienda.
Puede ser tentador intentar ocultar su problema de acumulación compulsiva a sus amigos y seres queridos por pena o vergüenza. No obstante, abrirse a alguien de confianza puede ayudarle a sentirse menos solo, y un par de manos extra puede ser una ayuda invaluable para reducir el desorden de su casa.
Si en el pasado ha tenido malas experiencias con otras personas que le han ayudado a limpiar su casa, es importante que establezca límites. Especifique la ayuda que necesita y durante cuánto tiempo. Aunque la decisión final sobre si desechar o conservar algo debe ser siempre suya, estar abierto a las ideas de los demás puede ayudarle a tomar mejores decisiones o a encontrar nuevas soluciones.
Para buscar apoyo, también puede:
Unirse a un grupo de apoyo. Hablar regularmente con otras personas que se enfrentan a los mismos retos puede ofrecerle muchos consejos nuevos para sobrellevar su situación. Puede encontrar grupos de apoyo en persona y en línea acudiendo a los centros locales para personas mayores, buscando en Internet o accediendo a los recursos de la sección Obtener más ayuda que se encuentra más abajo.
Encontrar un “amigo acumulador”. Trabajar sus problemas de acumulación compulsiva con alguien que los entienda de primera mano es una excelente manera de mantenerse enfocado. Póngase en contacto con un amigo o vecino que pueda estar en la misma situación o júntese con alguien de un grupo de apoyo. Programe periódicamente momentos para hablar, emprender juntos las tareas de ordenar u ofrecerse apoyo y ánimo el uno al otro.
[Leer: Cómo ayudar a alguien con trastorno de acumulación compulsiva]
Buscar ayuda profesional. La terapia cognitivo-conductual (TCC o CBT, por sus siglas en inglés) puede ayudar a tratar el trastorno de acumulación compulsiva cambiando su forma de pensar y actuar. Trabajar con el terapeuta adecuado puede ayudarle a tomar decisiones y a resistir los impulsos de adquirir más cosas, así como con la manera de hacerse cargo del desorden. Cuando busque opciones de terapeuta, es posible que también considere la terapia en línea.
Clutterers Anonymous ofrece un programa de recuperación de 12 pasos que incluye reuniones en persona y en línea en EE. UU. y otros países. The Reclute Movement Individual Support es un grupo de apoyo en Facebook. La International OCD Foundation ofrece un directorio de grupos de trabajo sobre la acumulación compulsiva y otros recursos en EE. UU., Canadá, Australia y Reino Unido. Hoarding UK ofrece grupos de apoyo para la acumulación compulsiva en persona y en línea, y una línea de apoyo al 020 3239 1600. Children of Hoarders ofrece grupos de apoyo y otros recursos tanto para los acumuladores como para sus familias.
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