Trastorno disfórico premenstrual (TDPM): Cómo sobrellevar un SPM grave
Cómo sobrellevar un SPM grave
Un diagnóstico de cáncer, enfermedad cardiaca u otra enfermedad grave puede ser devastador. Pero hay formas de sobrellevar la angustia emocional y mantener su calidad de vida.
Un problema de salud grave puede alterar todos los aspectos de su vida, tanto si se trata de una enfermedad crónica o potencialmente mortal, como el cáncer, o de un evento de salud importante como un derrame cerebral, un infarto o una lesión debilitante.
Numerosos problemas de salud graves parecen surgir de forma inesperada y afectar su vida de la nada. Puede sentirse abrumado por oleadas de emociones difíciles, desde miedo y preocupación hasta profunda tristeza, desesperación y dolor, o simplemente sentirse aletargado, paralizado por la conmoción o con la sensación de que nunca será capaz de afrontar la situación. La alteración emocional puede dificultar su desempeño o capacidad de pensar con claridad, e incluso provocar trastornos del estado de ánimo como ansiedad y depresión.
Pero sea cual sea su diagnóstico o respuesta emocional, es importante que sepa que sí puede hacer algo. Hay medidas que puede tomar para afrontar mejor su nueva situación, aliviar el estrés y la angustia mental que con frecuencia acompañan a las enfermedades graves y encontrar la manera de navegar por este nuevo y desafiante camino.
Su reacción emocional y el grado de angustia psicológica que experimente dependen de diversos factores, como su edad, personalidad, el tipo y diagnóstico del problema médico al que se enfrenta y la cantidad de apoyo que tiene.
Independientemente de su situación, debe saber que experimentar una amplia gama de emociones difíciles es una respuesta normal a una situación que puede cambiarle la vida. No significa que sea débil, que se esté volviendo loco o que no vaya a poder superar los retos emocionales y de salud que le esperan.
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Realice la evaluación HelpGuide es un apoyo para el usuario. Ganamos una comisión si se registra en los servicios de BetterHelp después de hacer clic en este sitio. Obtenga más informaciónTodo cambia cuando se entera de que tiene una enfermedad potencialmente mortal. Tal vez llore, busque el consuelo de sus seres queridos o haga todo lo posible por distraerse o pretender que nada ha cambiado. O tal vez simplemente se quede paralizado, incapaz de procesar cómo su vida cambió de repente de forma irreconocible. O quizá incluso se ponga en acción y empiece a enfrentar directamente su problema de salud.
Es importante recordar que no hay una forma «correcta» o «incorrecta» de responder. Todos somos diferentes, así que no se diga así mismo qué debe pensar, sentir o hacer tras un diagnóstico o un evento de salud grave. Dese tiempo para procesar la noticia y sea amable consigo mismo mientras se adapta a su nueva situación.
Permítase sentir. En el momento puede parecer mejor evitar experimentar sus emociones, pero estas existen tanto si les presta atención como si no. Intentar ignorar sus sentimientos solo aumentará el estrés e incluso retrasará la recuperación. Pero si se permite sentir lo que siente, descubrirá que hasta los sentimientos intensos y perturbadores pasan, la angustia inicial que sintió al recibir la noticia del diagnóstico empezará a disminuir y algunos aspectos de la vida incluso volverán a la normalidad.
Tenga paciencia con el ritmo del tratamiento y la recuperación. Tras recibir un diagnóstico inicial o sufrir un evento de salud grave, puede pasar tiempo y una serie de pruebas y consultas antes de que el equipo médico elija un tratamiento adecuado. Es fácil sentirse ansioso mientras espera una imagen más clara de lo que implicará el camino hacia la recuperación. Pero buscar en Internet y confiar en información que con frecuencia puede ser inexacta o aterradora solo hará que se sienta peor. Aun cuando se enfrente a muchas incógnitas, puede seguir cuidándose: seguir una dieta saludable, hacer ejercicio y dormir bien, y buscando las relaciones y actividades que disfruta.
Esté abierto al cambio. Racionalmente, nadie consideraría que sufrir un infarto o recibir un diagnóstico de cáncer tiene consecuencias positivas. Pero puede ocurrir. Algunas personas con diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal experimentan un cambio de perspectiva que les hace centrarse en las cosas importantes de su vida, aquellas que les aportan sentido y propósito. Las emociones negativas, como la ira o la culpa, a veces pueden incluso tener un efecto positivo, motivándole a cumplir los objetivos del tratamiento, por ejemplo. Mantener la mente abierta puede ayudarle a encontrar lo positivo y sobrellevar mejor las emociones hasta en las situaciones más oscuras.
Enfrentarse a una enfermedad potencialmente mortal puede hacer que se sienta solo y alejado incluso de sus seres más cercanos. Puede sentir que los demás no entienden por lo que está pasando. O quizá los que le rodean intentan ser tan positivos que usted no se siente capaz de abrirse y expresar cómo se siente realmente. O quizá le preocupe ser una carga para los demás si habla con sinceridad de lo que está experimentando. Sea cual sea su situación, ahora no es el momento de encerrarse en sí mismo.
El apoyo social puede tener un enorme impacto en su salud mental cuando se enfrenta al estrés de una afección médica grave. Además de proporcionarle ayuda práctica, como llevarle a las citas médicas o ayudarle con los quehaceres domésticos, contar con personas en las que pueda apoyarse es esencial para su bienestar emocional. Mantenerse en contacto con los demás y seguir disfrutando actividades sociales puede marcar una gran diferencia en su estado de ánimo y actitud durante el tratamiento.
Varios estudios han demostrado una mayor tasa de supervivencia tras un diagnóstico de cáncer, por ejemplo, entre las personas casadas en comparación con las que no lo están. Probablemente esto puede atribuirse al mayor apoyo social que ofrecen un cónyuge y los hijos. Por supuesto, no necesita estar casado o tener una relación duradera para beneficiarse del apoyo de los demás.
Elija el apoyo adecuado para usted. Tras un diagnóstico o un evento de salud graves, decidir en quién confiar o en quién apoyarse, así como la cantidad de información que desea compartir sobre su situación médica, son siempre decisiones muy personales. Pero tratar de sobrellevarlo por su cuenta solamente impedirá que quienes se preocupan por usted tengan la oportunidad de ofrecerle apoyo.
No deje que las preocupaciones por ser una carga le impidan pedir ayuda. Las personas que se preocupan por usted se sentirán halagadas por su confianza y no pensarán que es débil o una carga. Acudir a ellos reforzará el vínculo entre ustedes.
Busque el apoyo de amigos y seres queridos que sepan escuchar. Cuando decida hablar con alguien, intente encontrar a alguien que sepa escuchar, alguien que le escuche atenta y compasivamente sin distraerse, juzgarle o intentar decirle cómo debe pensar o sentirse.
Dé prioridad al tiempo en persona. Aunque siempre es bueno contar con el apoyo de amigos y seres queridos por teléfono, mensajes de texto o redes sociales, también es importante encontrar apoyo en persona. Relacionarse en persona con alguien que se preocupa por usted puede contribuir en gran medida a aliviar el estrés y mejorar su estado de ánimo.
Únase a un grupo de apoyo. Un grupo de apoyo puede ser un lugar seguro para hablar sobre lo que está pasando en su vida y recibir consejos de afrontamiento de otras personas con problemas médicos similares. No se desanime si no congenia con el primer grupo que prueba: a veces puede llevar varios intentos encontrar el grupo que mejor funcione para usted.
Busque un programa de apoyo entre iguales. Hay muchas organizaciones dedicadas a enfermedades específicas que pueden ponerle en contacto con una persona que haya sobrevivido al mismo tipo de afección médica. Ya sea en persona, en línea o por teléfono, puede recibir apoyo personalizado de alguien que tiene experiencia de primera mano en lo que usted está experimentando.
Muchos de nosotros nos encontramos solos en algún momento de la vida. Puede ser especialmente difícil cuando además se enfrenta a una enfermedad grave. Pero aunque sienta que no tiene familia ni amigos cercanos en los que pueda apoyarse, eso no significa que tenga que afrontar sus retos solo.
Además de aprovechar los grupos de apoyo y los programas de apoyo entre iguales mencionados anteriormente, también hay numerosas cosas que puede hacer para ampliar su red social para encontrar apoyo, incluso en este difícil momento.
Es fácil tener miedo de sus sentimientos cuando se enfrenta a una afección de salud crónica o potencialmente mortal. Al igual que muchos pacientes, es posible que piense que reprimir sus emociones, mostrarse valiente u obligarse a ser positivo y alegre le proporcionará el mejor resultado para su enfermedad. Sin embargo, ser sincero sobre las emociones negativas que experimenta no retrasará en absoluto su recuperación. Incluso puede tener el efecto contrario.
En 2002, una revisión de estudios sobre los estilos de afrontamiento en pacientes con cáncer concluyó que estar alegre tiene poco efecto sobre el éxito del tratamiento o la tasa de recurrencia. De hecho, reprimir sus emociones podría solo aumentar sus niveles de estrés, aumentar la cantidad de dolor que siente y hacerle más susceptible a la ansiedad y la depresión. Con frecuencia, negarse a afrontar sus miedos es lo que conduce a la desesperanza, la tristeza y el dolor que puede conllevar la lucha contra una enfermedad grave.
Por otra parte, enfrentarse a sus emociones, incluso a las más dolorosas y temibles, puede ayudarle a aliviar el estrés y sufrimiento, aceptar mejor su afección y encontrar una mayor paz y fortaleza física en su camino hacia la recuperación.
A muchos nos enseñaron en la infancia a reprimir nuestros sentimientos. Interiorizamos emociones como el miedo, el dolor y la ira, o explotamos de forma inadecuada, lo que solo sirve para alimentar sentimientos desagradables en lugar de agotarlos. Cuando llegamos a la edad adulta, con frecuencia se nos dificulta incluso reconocer lo que realmente sentimos. Pero nunca es demasiado tarde para aprender a reconectarse con sus emociones. Puede empezar por escuchar a su cuerpo.
Cuando experimenta una emoción fuerte, es probable que también la sienta en alguna parte del cuerpo. Por ejemplo, quizá se le contraiga el estómago cada vez que siente ansiedad o miedo, o que los músculos de los hombros se tensen cuando siente aflicción o lamenta una pérdida. Al concentrarse en estas sensaciones físicas, puede empezar a explorar sus emociones en lugar de intentar ignorarlas o reprimirlas.
Cuando libere sus sentimientos, descubrirá que las distintas emociones aparecen y desaparecen rápidamente. Hasta los sentimientos más dolorosos y difíciles disminuirán rápidamente. Durante el tratamiento, es posible que oiga, lea o vea algo que le desencadene un sentimiento fuerte y desagradable. Pero si se permite sentir lo que siente, no durará y otra emoción ocupará pronto su lugar.
Para saber más sobre cómo conectar con sus emociones, consulte el Kit de herramientas de inteligencia emocional gratuito de HelpGuide.
El estrés puede propiciar o agravar diversos problemas de salud, como una enfermedad cardiovascular, presión arterial alta, trastornos gastrointestinales, dolor crónico, lenta recuperación postoperatoria y de heridas, y algunos efectos secundarios del cáncer y sus tratamientos. Sin embargo, practicar técnicas de control del estrés puede ayudarle a manejar estos problemas de salud.
Incluso después de haber sufrido un infarto o una cirugía de corazón, por ejemplo, el control del estrés puede ayudar a potenciar los beneficios de la rehabilitación cardiaca o a reducir la cantidad de medicamentos que necesita para controlar la presión arterial. Si se enfrenta a un diagnóstico de cáncer, controlar el estrés puede ayudarle a disminuir la ansiedad, la fatiga y los trastornos del sueño, y a mejorar su estado de ánimo.
Independientemente de su diagnóstico específico, los siguientes consejos para controlar el estrés pueden ayudarle a mejorar su salud y bienestar general:
Hable con alguien en quien confíe. Nada es más eficaz para aliviar el estrés que hablar en persona con un amigo o un ser querido: otra buena razón para mantener los vínculos y las actividades sociales.
Adopte una práctica de relajación. Practicar una técnica de relajación como la meditación de atención plena, la relajación muscular progresiva o la respiración profunda puede ayudarle a sentirse más tranquilo, reducir la presión arterial y aliviar el estrés.
Duerma lo suficiente. La falta de sueño puede exacerbar el estrés, del mismo modo que el estrés puede dificultar dormir bien por la noche. Puede romper el ciclo y asegurarse de dormir bien y el tiempo suficiente por la noche al modificar sus hábitos durante el día y desarrollar una rutina tranquila a la hora de acostarse.
Sea lo más activo posible. El ejercicio es una forma eficaz de liberar la tensión y aliviar el estrés, y puede hacer que se sienta más relajado y positivo a lo largo del día. Aunque su afección médica le limite la movilidad, aún puede haber formas de mantenerse activo y obtener beneficios.
Independientemente de la afección médica a la que se enfrente, no tiene por qué definirle como persona. Si sigue realizando las actividades que le aportan sentido, propósito y alegría a su vida, podrá reafirmar que son estas cosas las que le definen como persona, no su enfermedad, lesión o problema de salud crónico.
Todos somos diferentes, por lo que tenemos formas distintas de experimentar el propósito y la alegría. Si su afección médica le impide realizar algunas de las actividades que antes disfrutaba, aún puede encontrar otras actividades que alimenten y enriquezcan su espíritu.
Retome un pasatiempo que desatendió durante mucho tiempo o pruebe un nuevo pasatiempo. Tomar una clase o unirse a un club puede ayudarle a buscar un pasatiempo y ampliar su red social al mismo tiempo.
Aprenda algo nuevo, como a tocar un instrumento, aprender un idioma extranjero, practicar un nuevo juego o deporte.
Participe en su comunidad. Intente asistir a un evento local o ser voluntario para una causa que sea importante para usted.
Pase tiempo en la naturaleza. Trabaje en su jardín, haga una excursión panorámica, vaya a pescar o pasee al perro por el parque.
Disfrute el arte. Visite un museo, vaya a un concierto o a una obra de teatro, únase a un grupo de lectura o dedíquese a la pintura o fotografía.
Escriba su autobiografía, un tutorial o un blog sobre sus experiencias.
Cuando tiene una enfermedad grave, es normal sentirse triste por su salud y lamentar las esperanzas y sueños que puede haber perdido como consecuencia de su afección médica. También es natural preocuparse por lo que pueda deparar el futuro o tener aprensión ante determinados tratamientos, por ejemplo. Pero si esos sentimientos persisten y empiezan a interferir en su vida diaria, puede estar sufriendo depresión o ansiedad.
Aunque los trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión son comunes entre los pacientes que se enfrentan a una enfermedad grave, pueden crear un círculo vicioso. Su enfermedad desencadena ansiedad o depresión, lo que deteriora su salud general y, a su vez, impacta negativamente en el tratamiento de su enfermedad. Entonces esto empeora su trastorno del estado de ánimo, y así sucesivamente.
Además del asesoramiento y los medicamentos, lo siguiente puede ayudarle a afrontar la ansiedad y la depresión:
Controle los síntomas debilitantes, como el dolor. Si no se trata, el dolor puede tener un efecto perjudicial en su estado de ánimo y aumentar los pensamientos de ansiedad y los sentimientos de desesperanza. Hable con su equipo médico sobre formas de controlar mejor el dolor y otros síntomas angustiantes.
Disminuya sus preocupaciones. Todos nos preocupamos, sobre todo cuando estamos enfermos. Pero si constantemente sobrestima la posibilidad de que las cosas salgan mal o inmediatamente piensa en los peores escenarios, es hora de actuar. Hay medidas que puede tomar para cuestionar sus pensamientos ansiosos, distinguir entre las preocupaciones que tienen solución y las que no la tienen y desarrollar una forma más equilibrada de ver su situación.
Cuídese. Hacer sus confidentes a otras personas, hacer ejercicio con regularidad, así como comer y dormir bien son formas comprobadas de ayudar a mejorar los síntomas de depresión y ansiedad.
Reduzca el azúcar en su dieta. Si reduce la cantidad de refrescos, dulces y refrigerios azucarados de su dieta, se sentirá menos ansioso y evitará las caídas del estado de ánimo que normalmente siguen a un pico de azúcar.
Sea prudente con el consumo de cafeína, alcohol y nicotina. Reducir o eliminar el consumo de cafeína puede ayudar a reducir la ansiedad. Del mismo modo, el alcohol puede empeorar los síntomas de ansiedad y depresión. Y si bien los cigarrillos pueden parecer calmantes, la nicotina es en realidad un potente estimulante que provoca niveles de ansiedad y estrés más altos, no más bajos.
¿Y si el tratamiento no funciona? ¿Y si no puedo soportar los efectos secundarios? ¿Y si tengo que despedirme de mis seres queridos?
Es difícil imaginar que alguien que se haya enfrentado a una enfermedad potencialmente mortal no se haya preocupado en algún momento por los «y si…». Cuando está luchando por su vida y se enfrenta a una gran incertidumbre, preocuparse puede incluso parecer que le da cierto control sobre la situación. Pero, como ocurre con todos los pensamientos de ansiedad, hay formas de calmar la mente preocupada y adoptar una perspectiva más equilibrada:
Dígale a alguien lo que está pensando. Decir en voz alta sus «y si…» puede ayudarle a poner las cosas en perspectiva. Si su miedo es injustificado, verbalizarlo puede ayudar a exponerlo como lo que es: una preocupación inútil.
Cuestione el pensamiento. ¿Cuál es la probabilidad de que lo que le da miedo realmente pase? ¿Cuáles son otros resultados probables? ¿Qué le diría a un amigo que estuviera en su situación y tuviera la misma preocupación?
Acepte la incertidumbre. Gran parte de enfrentar una enfermedad grave consiste en aprender a aceptar la incertidumbre de su futuro. Preocuparse por todas las cosas que podrían salir mal no hará que su vida sea más predecible. Solo le impedirá disfrutar las cosas buenas que aún puede experimentar en el presente.
Cuando alguien que le importa ha sufrido un evento de salud grave o se enfrenta a una enfermedad potencialmente mortal, puede ser difícil saber qué decir o hacer. Es probable que su ser querido esté experimentando emociones dolorosas y eso puede hacer que incluso las personas más cercanas se sientan inseguras sobre cuál es la mejor manera de ofrecer su apoyo. Estos consejos pueden ayudar:
Ofrezca su apoyo. Es posible que su amigo o ser querido se muestre renuente a pedir ayuda, pero es el apoyo de personas como usted lo que puede marcar toda la diferencia en su recuperación. Ofrézcase a ayudar con una tarea concreta, aunque solo sea acompañándole durante o después del tratamiento. A veces, lo más importante que puede hacer por alguien es estar ahí.
Escuche. Cuando habla con alguien que padece una enfermedad grave, es natural sentirse incómodo o no saber qué decir. Pero con frecuencia lo más importante es escuchar a la persona. Permita que exprese por lo que está pasando sin juzgarla, decirle cómo debe sentirse ni tratar de darle un giro positivo a todo.
Infórmese sobre la enfermedad, pero no dé consejos a menos que se los pida. Cuanto más sepa sobre el diagnóstico y el tratamiento de su ser querido, mejor preparado estará para ayudarle. Pero eso no significa que debería decirle a la persona lo que debe o no debe hacer, a menos que le pida específicamente su opinión o quiera saber lo que usted ha investigado. En última instancia, las decisiones sobre el tratamiento siempre dependen de su ser querido, así que apóyele aunque no siempre esté de acuerdo.
Manténgase conectado. Algunas enfermedades pueden involucrar un tratamiento prolongado, por lo que es importante no solo proporcionar apoyo en el momento del diagnóstico y luego dejar de prestarle atención. Su apoyo puede ser tan importante después del tratamiento como antes.
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